Es perentoria la ayuda económica y tecnológica a los camelicultores en el país debido a que en gran parte de los criadores de camélidos no cuentan con la posibilidad de tecnificar y modernizar sus actividades productivas. El neoliberalismo, que implica la reducción de los recursos que los gobiernos asignan para el desarrollo del sector ganadero camelícola, hacen aún más lejana y utópica la posibilidad de ofrecer el asesoramiento técnico y la inversión económica necesarios para el fortalecimiento de las empresas camelícolas; por lo tanto, la equidad está lejos de ser una realidad uniforme para los ganaderos nativos y para los ganaderos de vacunos, ovinos, equinos, que también deben incorporar este recurso camelícola en su actividad económica empresarial.
El 95% de criadores de camélidos no tienen el asesoramiento técnico y la infraestructura necesaria para el manejo productivo de los guanacos y vicuñas. El Estado pues, debe aquí intervenir.
El Estado, alternativamente, debe preocuparse por difundir medidas de carácter educativo, técnico y organizativo destinadas a lograr un conocimiento gradual del control sanitario, mejoramiento genético, manejo de recursos financieros y comercialización justa.
Se subestima a la ganadería nativa y se incentiva la ganadería foránea, también se subestima al ganadero andino por lo que no posee y no puede poseer; por ejemplo, se hace gran esfuerzo para importar vacunos de calidad de sementales pedigrí a costa de fuertes endeudamientos con países amigos, sin embargo, sería de mayor beneficio hacer esfuerzos igualmente para optimizar el potencial genético de nuestros camélidos.
Se hace un gran esfuerzo para conseguir ingentes capitales para importar animales foráneos en pie, en forma desmedida especialmente esta última década, así como el ganado caprino, ovino, vacuno, etc. En lo que toca a la ganadería camelícola se debe adoptar medidas económicas de crédito para la profilaxia, manejo racional, mejoramiento genético. Se piensa que producir equivale a más crédito, más maquinaria, más insumos, más productos biotecnológicos. Se estima que la región andina es muy pobre y significa poca rentabilidad. De persistir tales distorsiones no será posible el desarrollo sostenible con equidad de la ganadería nacional.

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